Durante la última década ha habido dos visiones encontradas sobre la manera en que los inversionistas deben construir su portafolio de inversión. La primera de ellas, llamémosla “clásica”, es la que todos conocemos, y se basa en tomar los consejos del área de investigación del banco de inversión y traducirlos en la compra de vehículos de inversión específicos, es decir, bonos y acciones representativos de un sector o área de actividad. Quienes ofrecen servicios de asesoría bajo este esquema se les llaman gerentes activos.