El Partido Comunista Chino (PCCh) siempre ha tenido en las empresas nacionales de cierta importancia un comité que le representa y que tiene como objeto velar porque no haya contradicciones entre las estrategias corporativas y las líneas de desarrollo que este aspira promover para la sociedad.
Hasta hace muy poco, estos comités no existían en empresas financieras con grupos de accionistas extranjeros ejerciendo posiciones de control, pero el pasado 21 de julio de 2022, HSBC anunció la creación de su comité del partido (CCP por sus siglas en inglés) que operará en HSBC Qianhai Securities, filial poseída por este grupo financiero inglés en un 90 por ciento.
El resto de los grandes grupos financieros extranjeros presentes en el país han funcionado bajo un acuerdo con la Comisión Reguladora de Valores de China que les exime de la obligación de instalar los CCP, pero como es bien sabido cualquier cambio en las prioridades del PCCh puede redefinir las reglas de juegos sin previo aviso.
En columnas escritas en los últimos años hemos señalado la importancia para el gobierno chino de tener acceso a los mercados financieros internacionales con el objeto de incorporar nuevos grupos de accionistas y desapalancar algunos sectores de actividad altamente endeudados.
Paralelamente, las grandes multinacionales del sector financiero han hecho mucha presión para poder participar en las distintas vertientes del negocio bancario en China. Lo que han ido logrando a un paso relativamente lento, dada la reticencia de los jerarcas del gobierno asiático a abrir a extranjeros negocios donde se manejen grandes volúmenes de datos de su población considerados de importancia estratégica.
El Presiden Xi ha mostrado en los últimos años una gran preocupación de que en aras del crecimiento económico la sociedad china se aleje de los valores fundamentales del Partido Comunista (PCCh) y ha estado dispuesto a intervenir agresivamente, y sin importar las consecuencias financieras, en el funcionamiento de empresas, muchas de ellas de cotización pública, que a su juicio desarrollan actividades que van en contra de dichos valores.
El PCCh siempre ha tenido en las empresas nacionales de cierta importancia un comité formado por miembros del partido que tiene como objeto velar porque no haya contradicciones entre las estrategias corporativas y las líneas de desarrollo que este aspira promover para la sociedad. Tal representación la integran un grupo reducido de individuos que puede o no tener funciones operativas dentro de la organización, pero al cual se le mantiene informados de todos los hechos relevantes del quehacer corporativo.
Hasta hace muy poco, estos comités no existían en empresas financieras con grupos de accionistas extranjeros ejerciendo posiciones de control, como es el caso de las filiales de HSBC, Goldman Sachs, JPMorgan, Credit Suisse, Morgan Stanley, UBS y Deutsche Bank.
Sin embargo, el pasado 21 de julio HSBC anunció la creación de su comité del partido (CCP, por sus siglas en inglés) que operará en HSBC Qianhai Securities, filial poseída por este grupo financiero inglés en un 90 por ciento.
La relación de HSBC con China es muy larga data. De hecho esta institución fue fundada en Hong Kong en 1865, y aunque es el grupo financiero más grande de Europa y séptimo del mundo, buena parte de sus negocios provienen de sus vínculos con la excolonia británica y de sus nuevas operaciones en China Continental.
Este CCP no es el primero establecido en una compañía en que HSBC tiene participación accionaria, pero si en una que tiene el control mayoritario.
Para HSBC su vinculación con China le ha creado conflictos con grupos de congresistas en EE.UU. e Inglaterra, por lo que este paso le ocasionará sin duda un mayor número de problemas con los distintos grupos de interés en ambos países.
El resto de los grandes grupos financieros ya mencionados han funcionado bajo un acuerdo con la Comisión Reguladora de Valores de China que les exime de la obligación de instalar los CCP, pero como es bien sabido cualquier cambio en las prioridades del PCCh puede redefinir las reglas de juegos sin previo aviso.
En la medida en que se consoliden los arreglos geopolíticos productos del conflicto ruso-ucraniano, China tendrá que decidir sí juega a la polarización constituyéndose en la cabeza del polo asiático, o difiere este objetivo hegemónico por un largo rato, mientras da prioridad a los flujos de dinero y a la innovación a que las multinacionales financieras traen consigo.
HSBC parece haber hecho ya su elección, mientras el resto de sus competidores internacionales en el gigante asiático tendrán que sopesar entre el atractivo de hacer negocios en una economía de gran tamaño dirigida por un gobierno autocrático o no disgustar a sus reguladores y a sus grupos políticos nacionales que a su manera pueden ser tan peligrosos como el gran PCCh.
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