La hipótesis de los reguladores, y de la sociedad en general, es que si se logran armar grupos de trabajos en las empresas que representen la heterogeneidad de la sociedad, se pueden limitar muchas de las conductas anómalas que condujeron a la Gran Crisis Financiera del 2007-2009.
Para promocionar la diversidad, en la última década, los estadounidenses han probado dos vías: la primera de ellas, tratando de incorporar a las minorías al centro mismo de la toma de decisiones, léase juntas directivas; y la segunda, haciendo más costosas las operaciones de aquellas empresas que sean lentas o reacias a promover la inclusión. Esta columna profundiza sobre estas estrategias de inclusión de minorías dentro del tejido corporativo.
Parte de la explicación del por qué sucedieron comportamientos anómalos que permitieron la Gran Crisis Financiera del 2007-2009 en EE.UU se basa en la idea de que los cargos de alto nivel en el mundo corporativo estadounidense han sido ocupados históricamente por un grupo de hombres blancos de origen sajón principalmente, egresados de universidades prestigiosas, miembros de fraternidades y pertenecientes a circuitos informales que funcionan como logias a través de las cuales se obtienen trabajos, se hacen negocios y se consiguen distintos tipos de prebendas.
Algo característico de estas logias es que existe una solidaridad casi automática que obliga a proteger al miembro en problemas aun cuando tales dificultades puedan ser la consecuencia de comportamientos ilícitos. Aminorar el impacto de tales logias debería ser beneficioso para la sociedad como un todo.
La hipótesis de trabajo de los reguladores, y de la sociedad en general, es que si se logran armar en las empresas grupos de trabajos que representen la heterogeneidad de la sociedad, se pueden limitar muchas de estas conductas anómalas que requieren de cierta complicidad, que normalmente se forma en ambientes extra-labórales donde los individuos se reúnen para celebrar una comunidad de intereses, y cuando se lleva a los extremos estas vinculaciones, a crear un clan de privilegiados, que de alguna forma se perciben a sí mismos como dueños del universo.
La aproximación más simple al tema de promocionar la diversidad organizacional es fijando cuotas de participación para las minorías. Se fijan porcentajes a cubrir de personas de diversos background dentro del universo de empleados corporativos; y la experiencia muestra que esta iniciativa se queda corta en el logro de sus objetivos.
Para promocionar la diversidad, en la última década, los estadounidenses han probado dos vías: la primera de ellas, tratando de incorporar a las minorías al centro mismo de la toma de decisiones, léase juntas directivas; y la segunda, haciendo más costosas las operaciones de aquellas empresas que sean lentas o reacias a promover la inclusión.
Compañías como Nasdaq, Goldman Sachs y Carlyle Group han comenzado a exigir a sus clientes tener en las juntas directivas de sus empresas participaciones de representantes de minorías de no menos de treinta por ciento para el año 2023; estos líderes empresariales podrían inclusive negarse a hacer negocios con quienes no sigan dichas prácticas. En algunos casos, los grandes bancos comerciales como Citibank vincularán el costo de sus préstamos al cumplimiento de políticas de inclusión.
Sin embargo, es obvio que la composición de la fuerza laboral estadounidense y el capital intelectual y relacional que esta ha acumulado es la consecuencia del diseño imperante de la sociedad en que vivimos, por lo que para lograr las cuotas de participación de las se comienza a hablar, habrá que resolver una serie de cuellos de botellas que apenas comienzan a identificarse.
Es práctica común en las empresas estadounidense que cotizan en bolsa permitir solamente a los empleados que reportan directamente al presidente de la empresa participar en juntas directivas de terceros. Temas de confidencialidad y de evaluación de las implicaciones de la participación de estos actores en el gobierno corporativo de otras corporaciones requerirán mecanismos de seguimiento que se implantarán sobre la marcha.
El concepto de minoría a efectos de la implantación de las políticas públicas se irá refinando, por ahora este grupo lo forman las mujeres y grupos étnicos que incluyen, negros, asiáticos, hispanos, nativos de las Islas del Pacifico y los llamados pueblos originales. Por supuesto, que aquellos miembros de las minorías con mayor parecido a quienes hoy en día controlan las grandes empresas serán los primeros incluidos y aquí el capital relacional hará la diferencia (lugar de estudio, membresías a clubes y círculos profesionales, etc.)
El sector académico entre otras tareas deberá vincular el avance de la integración de los grupos minoritarios con las eventuales mejoras que podrían darse en términos de creación de valor o resiliencia corporativa. Y por supuesto hay que estar preparado para lidiar con paradojas, como pudiese ser que algunas políticas inclusivas tengan efectos marginales en el logro de lo que se espera promover o inclusive comportamientos regresivos. ¿Podrán algunas compañías retrasar su salida a bolsa para diferir el enfrentar los temas de gerenciar la diversidad?
Para el mundo político implica alinear sus estrategias de promoción de derechos sociales con los intereses de los grupos corporativos. Esta no es una nueva realidad, pero si un refinamiento de lo que los legisladores deben entender para atender a sus potenciales electores y los patrocinantes de sus campañas. Sí algo dejó claro los últimos meses de la Administración Trump, es que las corporaciones no están dispuestas a financiar agendas que las pongan en aprietos frente a grupos de interés que buscan reivindicaciones, por muy pro negocios que sea el político de turno.
En el mediano plazo esta práctica de inclusión comenzará a resonar en los mercados emergentes, no sólo por la presión de las empresas multinacionales que hacen globales sus políticas de actuación, sino también para tratar de frenar las tentaciones populistas que abundan en todo el mundo.
Comienza un nuevo ciclo en el mundo de negocios que apuesta a la integración de diversos grupos de interés para lograr un crecimiento poco turbulento. Ojala estas políticas no terminen siendo gatopardianas.
Comentários