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Arca Análisis Económico

Los ETF de renta fija: ¿héroes de la pandemia?


Los Exchange Traded Funds (ETF), bien llamados en español fondos negociados en bolsa, tienen grandes fanáticos pero también enemigos que les adversan pues alegan que causan distorsiones en los mercados financieros. En esta columna de discute el rol jugado por los ETF de renta fija en los mercados financieros, a partir de la crisis de liquidez generada por el COVID-19.

 

Los Exchange Traded Funds (ETF), bien llamados en español fondos negociados en bolsa, son portafolios de títulos valores, materias primas, índices bursátiles y tasas de interés, que aparecieron por primera vez en Canadá en 1976, y son elementos principales en los mercados financieros contemporáneos.


Sí bien estos instrumentos han permitido a pequeños inversionistas el acceder a estrategias de inversión más sofisticadas con mínima inversión, o a los inversionistas institucionales el poder tomar posiciones frente a una tendencia económica comprando simultáneamente un bloque de títulos valores, sin tener que pasar por el engorroso proceso de adquirir individualmente cada uno de los instrumentos de su interés, son muchos quienes les adversan pues alegan que causan distorsiones en los mercados financieros.


Los críticos de los ETF sostienen la concentración de títulos valores en manos de las empresas administradoras de dichos vehículos de inversión pueden afectar el ejercicio del gobierno corporativo en las empresas que poseen. Así mismo, en el caso de los ETF que replican índices financieros, les acusan de crear burbujas de precios alrededor de los títulos incluidos en tales índices, y de generar demanda sobre estos títulos valores desconectadas de las realidades económicas de las empresas que los emiten.


Los críticos de los ETF, particularmente aquellos preocupados por la revelación de precios vía a transacciones y por la liquidez de las mercados secundarios de títulos valores, con mucha frecuencia advertían que el “efecto maligno” de estos instrumentos se manifestaría claramente en la siguiente crisis financiera. Como la disrupción económica de la pandemia es lo más parecido a la Próxima Gran Crisis que ha sido anunciada una y otra vez en años recientes, especie de Armagedón, donde rendiríamos cuentas de pecados capitales y ambientales, es tentador preguntar:¿ qué ha pasado con el desempeño de los ETF en este contexto?


En el caso de los ETF que manejan portafolios de bonos, que totalizan cerca de un billón de dólares, los temas de liquidez son particularmente dramáticos. Robin Wigglesworth, columnista del Financial Times, mencionaba recientemente en su columna, que para finales de 2018, existían 21.175 emisiones de bonos registradas en EE.UU., y de estas sólo 246 transaban en los mercados secundarios por lo menos una vez al día.


En el mes de marzo de 2020, al comienzo de la pandemia, los inversionistas desesperados por acumular efectivo para cubrir pérdidas en los mercados financieros, o para cumplir otros compromisos comerciales, comenzaron a vender ETF masivamente, produciéndose un fenómeno impactante: el valor del portafolio reflejado en la cotización bursátil era inferior al calculado por la sumatoria del valor de los títulos que lo componían , lo que se conoce en el argot financiero como NAV (Net Asset Value o Valor del Activo Neto).


Dado el bajo volumen de transacciones en el mercado secundario de bonos, era esperable que se produjese esa discrepancia de valor entre el valor de mercado del portafolio y el NAV, ya que los bonos que no se transan entran al cálculo del NAV con un precio rezagado, que en principio debe ser mayor al que realmente corresponde a un mercado en caída libre. Quienes vendieron sus ETF obviamente tomaron sus pérdidas, pero el resto de los accionistas que no vendieron, en principio se quedaron apostando a una recuperación del mercado de bonos.


¿Qué hubiese pasado si un inversionista en lugar de comprar un ETF hubiese comprando un fondo mutual de bonos con similar estrategia de inversión? Al producirse redenciones de participaciones en el fondo mutual, el administrador de dicho fondo tiene que vender algunos bonos para obtener ofectivo, y no vende proporcionalmente todos títulos que componen el portafolio de inversión sino los más líquidos, dada la urgencia de pagar a quienes se retiran. ¿Cómo quedan los inversionistas que no venden sus participaciones en dicho fondo mutual? Con los papeles que se transan con más dificultad, y de ser necesario venderlos habría que hacerlo con un mayor descuento. Si el pánico cunde, el administrador del fondo sufre una corrida, que en muchos casos se frena suspendiendo temporalmente las operaciones de venta de ventas de transacciones, como ha sucedido recientemente en Dinamarca y Suecia en el segmento de bonos basura.


La existencia de ETF de renta fija ha permitido entonces crear un mecanismo para evitar ventas masivas de bonos, que hubiese sucedido sí todos los inversionistas en renta fija solamente hubiesen contado con fondos mutuales para invertir en esta familia de activos financiero.


Como es bien sabido, en las semanas anteriores la Reserva Federal creó el SMCCF (Secondary Market Corporate Credit Facility) que es un programa de compra en el mercado secundario de bonos corporativos y ETF de renta fija. La existencia de los ETF de renta fija hizo posible que se crease un canal adicional para que la FED pudiese intervenir en la estabilización de los precios de los mercados financieros secundarios.


El rol de los ETF de renta fija como dique de contención de la destrucción causada por la venta masiva de títulos valores, es un atributo que deberá ser estudiado en detalle e incorporado en gran discusión sobre el rol que estos vehículos de inversión juegan en el ecosistema de los mercados financieros.

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