Una de las grandes frustraciones de la Reserva Federal (FED) es no haber logrado cumplir la meta de mantener la inflación en niveles cercanos al 2 por ciento en los últimos años. Es por ello que el Comité de Operaciones de Mercado Abierto de la FED (FOMC, por sus siglas en inglés) está considerando cambiar de indicador inflacionario, sustituyen el Personal Consumption Expenditure Deflactor (PCED) por un indicador llamado Average Inflation Targeting (AIT), que genera un gran desafío en su implantación .
La lógica detrás del cambio, en opinión de la mayoría de los miembros del FOMC, es reducir el sesgo hacia la baja de la inflación de largo plazo inducido por la meta del 2 por ciento fijada en el año 2012.
Cuando la inflación de un periodo es inferior al 2 por ciento, la FED no está obligada a generar cambios para que la de los siguientes periodos exceda el 2 por ciento y se logre en promedio cumplir la meta ya conocida, por lo que desde el año 2012 la inflación promedio ha estado muy por debajo del 2 por ciento. De allí que el PCED se ubique en un 5 por ciento por debajo de lo que debió haber sido su nivel, sí la inflación promedio hubiese sido del 2 por ciento.
Es posible que para muchos lectores esta preocupación de la FED luzca un tanto esotérica y no le vean una conexión concreta con los problemas de la vida real, pero realmente la tiene. En la medida en que la meta inflacionaria se cumple se reduce la posibilidad de caer en un ciclo deflacionario como los que suceden actualmente en Japón y en la Eurozona.
¿Por qué los bancos centrales temen tanto a la deflación?, simplemente porque en un escenario deflacionario, las personas tienen una gran propensión a diferir consumo, lo que ralentiza la economía y obliga a las empresas a diferir nuevas inversiones, que podrían estimular la generación de nuevos empleos. Y los bancos centrales no cuentan con herramientas efectivas para sacar a las economías nacionales de los ciclos deflacionarios.
Otros lectores se preguntarán cómo un cambio de medida inflacionaria puede ayudar a prevenir un ciclo deflacionario. El mecanismo propuesto comienza con comprometer a la FED a alcanzar una inflación promedio de largo plazo de 2 por ciento. Dado que desde el año 2012, ese promedio ha estado muy por debajo del valor requerido, La FED deberá obligarse a producir un nivel inflacionario que exceda al promedio histórico en un 1 por ciento en los próximos cinco años, para compensar los años de desempeño inferiores al requerido.
Los modelos econométricos revisados por la FED, predicen que un alza inflacionaria se puede lograr en dos etapas. En la primera de ellas, las tasas de interés bajan 50 puntos básicos lo que induce a reducir el desempleo a niveles del 2 por ciento, como esta tasa de desempleo está por debajo del nivel de equilibrio del mercado laboral, las empresas deberán subir los salarios para evitar perder empleados.
En la segunda etapa, las tasas de interés suben para reflejar la inflación salarial, pudiendo llegar a niveles del 4 por ciento por un periodo corto, obligando a la inflación a alcanzar un promedio de 2 por ciento en el largo plazo. La inflación salarial presionaría al alza la tasa de desempleo restaurando el equilibrio.
La intuición sugiere que los movimientos de la FED descritos en los párrafos anteriores, podrían generar una súbita paralización de la economía. Los miembros de FOMC tendrían que enfrentarse al dilema de aplicar una estrategia efectiva pero de costos políticos altos debido a la paralización económica, o dejar correr la arruga de los bajos niveles de inflación que tarde o temprano pudieran conducir a los EE.UU. a un ciclo deflacionario.
Antes de implantar el AIT, el FOMC debe buscar una secuencia de bajadas y subidas de las tasas de desempleos e interés que sean potables para los mercados financieros.
En el corto plazo, el FOMC se parecerá a los trapecistas del Cirque du Soleil, que miran la corografía propuesta para el próximo espectáculo, preguntándose si será posible ejecutarla en público y sin redes de seguridad.
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