Resumen
¿Qué nos deja el 2019? La aparición de tres tendencias que nos acompañaran en las próximas décadas, a saber: el entorno de inversión es más relevante que nunca; la guerra comercial chino-estadounidense apenas comienza y el hecho de que los fondos pasivos llegaron para quedarse.
Esta es la columna más sencilla de escribir de todas las que forman parte de un año de trabajo. Ya faltan menos de 15 días para que se acabe el 2019, y ahora lo que nos queda recoger las impresiones finales de un año que fue muy rentable para las principales familias de activos financieros denominados en dólares. ¿Qué nos deja el 2019? La aparición de tres tendencias que nos acompañaran en las próximas décadas, a saber:
El entorno de inversión es más relevante que nunca o la salida a bolsa de Aramco: luego de casi cuatro años, finalmente el pasado 5 de diciembre la empresa petrolera saudí anunció la colocación del 1,5 por ciento de su capital accionario, en la que ha sido hasta la fecha la mayor oferta pública inicial de la historia.
Sin embargo, lo más relevante, a nuestro juicio, no es el tamaño de la transacción bursátil como tal, sino el que mucho inversionistas institucionales hayan que dejado constancia, al evitar comprar la acción, de que el respeto de los derechos civiles, el cumplimiento de las buenas prácticas de gobierno corporativo y la seguridad jurídica son condiciones indispensables para atraer los capitales internacionales. Se espera que en los próximos años las presiones por el logro de cambios sociales y el respeto al medio ambiente se hagan sentir con mayor fuerza en los circuitos de financiamiento internacional.
La guerra comercial chino-estadounidense apenas comienza: este es apenas el comienzo de un ciclo de confrontaciones por alcanzar el liderazgo de la economía mundial. Si bien es probable que bajo el calor de la contienda electoral de los EE.UU. en noviembre de 2020, se hagan algunas concesiones menores entre las partes, los grandes puntos de desencuentros que son la apertura del mercado financiero chino a los bancos estadounidenses y el respeto a la propiedad intelectual de las empresas occidentales que quieren hacer negocios en China seguirán formando parte de una agenda de negociación que puede durar años.
China puede cambiar el panorama de relaciones internacionales ejecutando su plan de largo plazo de desarrollar una zona de influencia donde se comercie en yuanes y se usen sus tecnologías para atender la basta clientela del Sureste Asiático, buena parte de África y Latinoamérica. Una respuesta contundente a este plan por parte de los EE.UU. y la Unión Europea se está gestando en este momento y debe ver la luz en los próximos dos años.
Los fondos pasivos llegaron para quedarse: el pasado mes de junio se publicaron los resultados del desempeño financiero de los últimos 10 años de 60 fondos de inversión que manejan los patrimonios de las principales universidades estadounidenses, y para sorpresa de muchos, estas instituciones que representan la vanguardia de la inversión institucional, no lograron obtener retornos superiores a los de un fondo pasivo que replique la composición del S&P 500.
Si bien un resultado de una década no es suficiente para concluir sobre la efectividad del uso de fondos de cobertura y fondos de capital privado en el manejo de portafolios institucionales, si quedó claro que muchos inversionistas que no tienen el largo horizonte de inversión de una gran institución, colocarán sus recursos en fondos que replican portafolios clásicos de acciones y bonos, dejando de percibir tal vez, los retornos prometidos por los más sofisticados gerentes de inversión del mundo, pero garantizando una importante reducción en el costo del manejo de sus activos , lo que también incide en la rentabilidad neta de sus inversiones.
Con la inevitable proliferación de fondos pasivos se abrirán dos grandes líneas de discusión, que son: la primera, el impacto de dichos fondos en la liquidez de las acciones de las empresas donde invierten, ya que estos compran las acciones de las compañías con la intención de mantenerlas mientras ellas sean parte del índice de referencia, independientemente del desempeño de tales compañías.
La segunda, ¿estarán estos fondos interesados en formar parte de los gobiernos de las corporaciones donde invierten? Como ejercer funciones de gobierno corporativo obliga a los accionistas a incurrir en costos de supervision, estos administradores no deberían ser proclives incurrir en tales costos, pues les quita competitividad como prestadores de servicios.
La literatura sobre el impacto de los fondos pasivos en el funcionamiento de los mercados de oferta pública es muy reciente, pero a la misma se incluyen constantemente nuevos aportes. Este es un tema sobre el que aún no se han producido grandes conclusiones, pero sobre el cual mucha gente está trabajando debido a las grandes cantidades de dinero vinculadas a las estrategias de inversión pasiva.
El año 2020 será complejo, ya que luego de un año de excelente desempeño financiero para los mercados internacionales como fue el 2019, siempre una pausa en el alza de los títulos financieros es esperable. ¿Podrá la economía estadounidense continuar creciendo un año más? ¿Repetirá Donald Trump en la Casa Blanca? ¿Cómo reaccionarían los inversionistas internacionales a un presidente del partido demócrata? ¿Qué se traerán entre manos los camaradas chinos? Si todo sale bien, esperamos compartir con ustedes las respuestas a estas y a muchas otras preguntas en las cincuenta columnas semanales que esperamos escribir en el 2020. Felices fiestas.
Comments